
El título era delicioso, la tristeza como tema en un relato infantil... sonaba bien. Apenas abrir la primera página y ver esa cara sonriente y la clara excusa de que "a la gente no le gustan las personas tristes, por eso es mejor reir aunque no se tengan ganas". Me atrapó dolorosamente.

Luego su gato, como mi gato que ya no es mío y no sé de quién pueda ser.. y luego las velas, luego las cosas malas, luego, luego luego luego
luego hablamos, tengo muchas ganas de llorar y llorar, sólo por eso, porque no tengo hijo, porque ese hijo que no tengo no está muerto, porque no tengo más que dos manos y dos pies y a veces una cabeza, por eso nomás, les presento a Chori y le lloro, y le lloro para no llorarle a alguien a quien le podría llorar en el regazo.