
Me gustaba esa nostalgia de esperar la hora de la comida entre los muebles, escuchando FM La Romántica, odiando a José José por asociarlo con el hambre y el aburrimiento. Me gustaba sentirme útil, me gusta sentirme excluído en algunos momentos, me gustaba, como a Pulgarcito, que me comiera el ogro (mis padres) y no los lobos... en fin.
Celebro a ese niño, me gusta que se confunda con aquello que le da de comer, pues eso somos a fin de cuentas.
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