7/08/2009

espichar y chuzar


Antes de Cata yo creía que mi gato me arrellanaba.
Ahora sé que mi gato me espicha cuando de noche va espichando mi pecho, sin importarle que sus uñas se enreden en la pijama.
Pero Chori no podría chuzar, no, no.
Sus uñas quedarían atrapadas definitivamente.
Yo no sabía que chuzar fuera tan divertido y logrará de pronto arrancar alguna carcajada... y ni qué decir de chuzar con el codo, ¡aush!
Cata es como una gata que se va y no sabes exactamente cuándo va a volver.
Es divertido y a la vez amable.
Ahora no tarda en irse y no sñe si quiera si volverá,
pero me deja dos palabras, me deja muchas risas y el canto cálido que susurrará sin duda algunas noches mi querido gato, porque a ver si le aprendió...

1 comentario:

ángel dijo...

Gracias por los andares felinos de tu prosa poética que hoy descubro


Saludos...