6/12/2005

Acechado

Descubrí tus acechos. Escuché con claridad el fado, acompañado con fragmentos de Pessoa. Estoy casi seguro de que no soy yo el destinatario de tu manto, pero sí de los acechos. Una entrega única y la tierra extrajera me dieron la pauta, cuando juegas con fuego siempre te vas a quemar, siempre terminarás con algo, con alguien.
El amanecer yo encuentro feliz, mirando hacia el cielo cada día.
Todo es vacuidad, todo se reduce a cenizas, polvos, mierda. Y ahí tú, mirándome para atacar, te acercas, lo siento, espero no ser yo el depositario de tu manto, espero.
Anoche al caminar sentí tu presencia tras de mis pasos, te siento cerca, ya has pasado por las dos esquinas del cuarto donde enterraron mi ombligo. Ya te develaste, ahora sólo es necesario esperar tu aparición y estar tranquilo para el nuevo salto.

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