7/26/2003

EL FILO AL CUCHILLO



Un genial contemporáneo de Ban Gu fue el notable pensador Wang Chong, natural de Shangyu (hoy en Zhejiang). Nació el año 27 y murió al final del siglo I. Como su familia era relativamente pobre, no le fue fácil estudiar, pero trabajó como funcionario de baja categoría y maestro en una escuela. Su filosofía escéptica y racionalista está recogida en Discursos en el fiel de la balanza que escribió para combatir las supersticiones corrientes y a las escuelas de pensamiento que servían los intereses de la clase de los terratenientes.
Tuvo el valor de atacar a Confucio y a Mencio, los sabios de la sociedad feudal, y de oponerse a los funcionarios ruines y corruptos. En su pensamiento hay elementos de materialismo y su contribución a la literatura es bastante progresista, como podemos ver en el siguiente fragmento:
"El jade dentro de una roca o la perla oculta en el vientre de un pez no pueden ser vistos; pero cuando el jade resplandece desde el corazón de la roca o la perla centellea a través del vientre del pez sus destellos no pueden permanecer escondidos. Así mis pensamientos, cuando no se escriben sino que permanecen guardados en mi corazón, son como perlas y jade ocultos. Cuando surgen son como jade y perlas exhibiendo su brillo...
La literatura debería ser difícil de escribir, pero fácil de comprender: no hay ningún mérito en escribir con facilidad lo que es oscuro. Los argumentos deberían plantear problemas y ser persuasivos: no sirven a los objetivos que los mueven si son enmarañados e ininteligibles."
Wang Chong puso en práctica su teoría. Puesto que su lenguaje es claro y fluido y su sintaxis concisa, sus argumentos son persuasivos. En una época donde el culteranismo en la literatura comenzaba a estar de moda, su prosa se caracteriza por la simplicidad.
La tradición materialista de Wang Chong y su celebrado ensayo Sobre la destructibilidad del alma produjo sensación. Argumenta en él que la vida humana es inseparable de la existencia física del hombre y que en consecuencia, después de la muerte toda actividad mental cesa:
"El alma es al cuerpo lo que el filo al cuchillo - dice -. Nunca he sabido que si el cuchillo es destruido, el filo pueda persistir."
Fustiga también la superstición y el egoísmo reinantes en los círculos dirigentes y su elocuencia, que provoca confusión entre los funcionarios, regocija en cambio a las gentes sencillas.


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