Es extraño, pero silenciar el mar cuando se habla caminando junto a sus playas, escuchar sólo el bramido de una ballena y mirarte en los ojos ballenas y sirenas cálidas en madrugadas dos grados bajo cero, eso es un milagro del que nunca me desprenderé.
Y me importa un cacahuate de maní que recalques lo extravangante de un escritor liberal: porque ni liberal ni conservador, ni con izquierdas ni derechas puedo entender eso otro que late en los sueños que me quedaron plasmados en una gana de volver a tu ámbito blanco, tu reino de luz donde cálida abriste la escafandra, al submarino águila cuando no había más que destino.
Gracias digo, me calló y veo cómo aparece el siguiente mensanje en la ventanita del mensajero:
M... aparece como No conectado. Recibirá los mensajes que le envíes la próxima vez que inicie sesión. Enviar un mensaje de correo electrónico a este contacto en su lugar.