4/10/2015

Libertad adolescente

Mario Bros 3
Una y otra vez
Aprendido hasta la saciedad: un mapa y sus mundos,
los mundos definidos estructurados, con secretos absurdos, siempre tras las monedas para poder seguir, tras las monedas para poder vivir.
Y lograr el objetivo mundo tras mundo después, haber lidiado con los peligrosos peces, el desierto, las plantas, el hielo, haber sido mapache, lanzador de fuego, esquimal, rana...
Vidas ocultas, trucos para evitar los laberintos, una y otra vez el mismo camino. Si lo terminas tres veces la versión oriental llena de power infinito tus reservas de bonus.
Y dejé, toda la secundaria, los gritos de los maestros, las burlas de mis compañeros y a aquella chica que me enviaba cartitas de amor en pedazos de libreta Scribe.
Aprendí tanto sobre cómo romper las reglas, acerca de las 4 únicas maneras de salir de la secundaria sin ser visto:
Por la parte de atrás, saltando la maya ciclónica, rompiendo los pantalones del uniforme.
Por un costado, pero era una trampa, pues escapabas a una cárcel aún más terrible: la primaria. Y de esa no hay salida posible.
Rompiendo un muro, quebrando los ladrillos con ayuda de las piedras enormes a la hora del homenaje a la bandera, cuando nadie podía escuchar el retumbar de la voluntad de un adolescente sobre el muro social del deber ser.
Y, la hazaña máxima, luego de 10 o 20 veces que mamá y papá fueron citados, luego que todos los maestros, directivos, administrativos, prefectos y afanadores tuvieran claro que yo era el que siempre se salía, pero nunca reprobaba, por la parte de enfrente.
Mientras alguien volteaba, cuando alguien ingresaba o en las narices del sub director, agachándome bajo su ventana.
Y salir a la libertad, salir a conquistar el mundo. Pero antes, conseguir algunas monedas para poder pasar horas y horas jugando Mario Bros 3.

4/02/2015

El peligro de los libros infantiles

El peligro de los libros infantiles
La moda de las últimas décadas es pensar que toda lectura es mejor que lo dicho, que lo visto en tele e incluso mejor que lo posteado en estos muros. Nada más absurdo y tonto, hemos llegado al punto de creer que todo libro es bueno sólo por serlo.
Los libros son vehículos de ideologías, hay libros fascistas, libros destructivos y otros sumamente propositivos y positivos.
Nadie se pregunta quién y por qué se edita tal o cual título. Y me temo que a menudo ni siquiera los autores e ilustradores somos conscientes de la importancia que tiene poner: ideas, sueños, estructuras y mundo, en los cachorros de la especie. Escucho con cierto horror a escritores que dicen: "sólo quiero contar una historia", pues si es esa su finalidad última que lo hagan en la tele o en espectáculos de narración oral, seguro llegan a más personas.
Cada momento histórico ensalza y rechaza valores e ideas, sin duda el libro infantil permite ver con cierta facilidad el diseño ideológico (consciente o no) de esta cultura.
Celebro que existan libros
Celebro que Andersen escribiera piezas maravillosas (algunas sin vigencia y que sostienen valores que hoy son vicios anacrónicos)
Celebro también que seamos cada vez más conscientes de aquellas ideas, estructuras y pensamientos que ponemos en la mente de nuestros niños.