4/27/2007

4/23/2007

a los brincos

Uno se gana la vida a los brincos,
de aquí

pallá

deallá


pacá.

Uno se vuelve cada vez más uno y menos ese Uno que creía que era, pero no es. Así que finalmente más que mismidades o sí mismos, se caragrá con la imposibilidad de ser otros, pero se celebra cotidianamente la capacidad de ser Otro, a cada trunco.
Bienvenida, re bienvenida...

4/12/2007

El horripilante...

Pase a ver al horripilantodo hombre de martinolandia, el adefesio más asqueroso del mundo, al igual que el hombre gusano de la lengedaría película Freaks ha tratado de hacer de su alma algo valisoso, ya que Dios y las leyes más prfundas del Karma lo hicieron un adefesio humano. Pase a conocer la tragedia del horripilante hombre de martinolandia, basta con que se asome para darse cuenta del tumefacto asunto de humanidad vencida, del decaimiento futil, de la emprendida hacia la nada... sobre todo, puede ver cómo a menudo el horripilante hombre de martinolando no es más que el espejo donde su imagen más atrozmente auténtica se ve reflejada...

4/04/2007

Stefano Benni


Sigo sin entender el por qué, sin querer uno se vuelve ojo de huracán sólo de su época, sólo de su grupo, sólo de todo y solo porque al final se está aquí nomás.
Son amortillados
despostillados
acuchillados
los sueños que mancillan las herramientas
para componer unos hilos
que unos otros piensan
sirven para arreglar
al mundo y su vínculo
esdrújulo pálido precámbrico
con el titiritero.

Benni, con todo el desmán y el juego, es en fin un bendito moralista, el bendito moralista que necesita un momento como éste, la sagrada necesidad de no callar, la posibilidad de querer no sólo como miembro de un grupo social sino como una voz.
Es extraño encontrar a alguien así en un momento en que la "Dolcevita" compra con sus encantos a todos.
¿Cuántos actores, directores, escritores, reporteros, activistas, hacktivistas, y demás han sucumbido a los altos ideales a cambio tan sólo de un cochecito, de un poco de comodidad?, es más uno mismo (osease el yo mismo de mi mismidad, que no de mi ipseidad porque esa mera es la que entra en líos) he convertido el blog de laqs lamentaciones porque no hay más al rededor que trabajo mecanisado y una tensión en los hombros en vez de divertirse malabareando o cansar las piernas en el monociclo?
Cuando leí "Aquiles pies ligeros" sentí claramente que "algo" se estaba quebrando y ahora sé qué es, luz, lucidez, Lucía (saludos Lucía, luz a quien gracias debo dar por no perder la fe, porque cuando el mundo era negro negro negro y el sueño era sólo pesadilla y de la boca sólo baladro surgía, ella tan ella y tan todas y tan ella y tan sus manos haciendo salsa en molcajete me abrigó y me dio de cenar y tan ta, pero espero will be back...).
Entonces, mi querido don señor Stefano, gracias, porque pese a que aún no tengo Margherita Dolcevita, me entero ahora que existe, que es una niña que son los niños, que son ellos y no nosotros quienes pueden, y que los ojos de pronto se posan en sitios semejantes, de tanta coincidencia yo creo que debo correr a aprenderme por lo menos nuevos poemas en lengua italiana y que el pesto que tengo en el refrigerador debe aguardar poco antes de mezclarse con parmesano de verdad.
Por cierto, ¿alguien me podría decir qué hay, cómo es, qué es exactamente Reggio Emilia? Si hasta Gianni Rodari le dedica su "gramática" algo debe tener más allá de aulas y más allá de fama..
Gracias Stefano Benni, ya veré cómo hallo a esa Margherita Dolcevita...

Simulación


¿Es que uno es un simulador, es que es mejor callar?
Les cuento, hace poquísimo resultó que aquello que dentro de mi caja del pecho se ha llamado honestidad, verdad, es ser bocón y es un asunto meramente negativo; mientras que el fingimiento, entendido como simulación, termina por ser el objeto deseado, la posibilidad de todas las puertas abiertas.
Ejemplo: ayer mismo, mientras hacía un par de llamadas me di cuenta de mi tono "amablemente sumizo" al solicitar una colaboración para una revista. Luego, cuando estaba entre los compañeros noté mi tono de cierto cinismo directo cuando hablaba. Entonces mis compañeros se desconciertan de que les "oredene" qué hacer, pero ese es mi trabajo; sin embargo, no acabo de entender el porqué tomarse todas las confianzas con gente que apenas conoces y quizá ni concoerás sólo porque ambos tienen, por ejemplo, una secretaria. En cambio, si uno es demasiado amable al pedir algo, generalmente ese algo no pasa, no ocurre...
En fin, entre restos dilemas vino a salir el siguiente: uno, a lo largo del tiempo se va llenando la cabeza de información, de cosas, de risas, de gente, de besos, de caricias y el día menos pensado ves (por ejemplo) un beso en una mejilla. Sonríes cómplice a la mirada que posee el beso.
Entonces el beso comienza a bailotear de un lado a otro, va por las mejillas de su dueña que se vuelven rojizas (a veces pese al rojo oscuro de su piel), luego pasa por los labios que se convierten en un botón rojo de rosa y al final se queda bailoteando en la nariz como si quisiera aventarse a dar un clavado hacia mí...
Luego,
¿uno qué hace ante ese beso?
Lo de menos es pasar de largo, seguir jugando el juego de la simulación, el aquí no está pasando nada.
Quizá baste pensar en tanto beso ausente, mudo o inacabado que se ha quedado en el camino... entonces se prefiere dejar el asunto así, como un posible clavado de beso.
Pero si uno decide aventurarse, jugar de pronto resulta que sí, claro el beso quiere irse, pero no los labios, pero no el abrazo, pero no la mano para caminar a la par, entonces uno puede hacer de ese beso el recurdo amable más incansablemente nostálgico, pero al final el asunto redunda en que vendrá otro beso y así hasta la saciedad (esa que nunca acaba de ocurrir, como Mealina y su SED NON SATIATA).
Bueno, me quedo aquí, entre la imagen de una carnicería y un coqueteo de chicharrón, porque el carnicero, a modo de galanteo ha regalado a la clienta un chicharrón dominical que hace un deleite.