8/31/2004

Jaula de Oro

8/11/2004

CHUCHO EL SUPLANTADOR


El mueble albergaba cada fin de semana una máscara diferente.
No era que Renata tuviera como amantes al Hijo del Santo y luego a La Parka al siguiente fin de semana a Blue Panther. No.
José de Jesús había sido panadero, tamalero, voceador, mecánico, boletero en tres table dances. Pero dos años atrás encontró "lo suyo".
En la capital se anunciaba en grandes letras de colores, junto a una espectacular fotografìa: "Blue Panther enfrentará al Hijo del Santo". Había que prepararse, al día siguiente Blue Panther recorrería las ciiudades de la periferia, luchando a brazo partido contra los luchadores locales.
Claro que el mismo día, el maestro lagunero, Blue Panther peleaba en otras regiones, en otras lejanas ciudades sin sbaer que en una pequeña ciudad su máscara causaba sensación.
José de Jesús luchaba todos los fines de semana por lo mismo: dinero. Bueno, eso pensaban todos. En realidad, Chucho buscaba otra cosa.
Así, mientras Renata iba curando sus heridas o acariciando por las noches las cicatrices de su rostro, espalda, pecho... él se imaginaba con sus propios colores con un nombre tan fuerte y trascendente como "El bucanero del amor" o "La venganza dorada". Esos nombres le parecían de su tamaño luchístico.
Hoy, Jesús dejó malpuesta su máscara, arriesgándose a que fuera descubrierta por sus hijos.
Hoy, Chucho se planteó seriamente comenzar su propia carrera.
Hoy, José de Jesús llegó borracho a su casa.
Hoy, el luchador suplente volvió a beber luego de 8 años en AA.
TXT y Foto: El Mismo.

8/05/2004

Misterios Anarquistas


Los trabajadores no deben venerar a ninguna autoridad, ni al rey, ni al general, ni al presidente, ni al artista, ni al piloto que cruza el Atlántico. Todos tenemos el deber de servir a la humanidad lo mejor posible en la medida de nuestras fuerzas y capacidades, de facilitarle la vida, alegrarla y encausar sus pensamientos hacia grandes metas. Cumplo mi deber ante la humanidad como siempre lo he hecho: como obrero, marinero, explorador, profesor particular en remotas rancherìas y ahora como escritor. No me siento como una persona que busque la fama. Me considero un trabajador dentro del género humano, sin nombre y sin renombre, como cualquier trabajador que cumple con su parte para hacer avanzar a la humanidad un paso más. Mis obras son importantes, mi personalidad no lo es, como tampoco la del zapatero que considera su deber fabricar zapatos de buena calidad que se ajusten a los piés de sus semejantes. (B.Traven-Marut)