¿Y si entonces simplemente se va descascarando el cariño?
Partimos de una imagen, una fotografía.
La ubicamos en una pared, una mesilla, le asignamos un marco, le regalamos quizá algunas tachuelas o chinches o simplemente una cinta adhesiva.
Y comenzamos a creer que esa foto, su imagen simple hará el resto.
Sin embargo, se va desgastando, se va diluyendo su color y su materia.
Sin darnos cuenta, también se va perdiendo ese imaginario... y no hay cristal, ni proteción posible para que la imagen no decaiga, para que no se convierta en nada, para que no cambie rumbo a la nada.
Y así, vemos en rincones, en paredes, fotos tan viejas y desgastadas que hace mucho ya pasaron por la basura en su contenido real; sin embargo, sigue ahí como perenne música de aquello que ya olvidamos pero se niega a partir del todo...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario