un día cualquiera ocurre que miras del otro lado de la acera la vida que ya no viviste
entonces sientes cómo la cicatriz se pone roja
cómo supura nuevamente...
por lo menos en tu afán
-en tu intento de no permitirte ser el mono que va por la siguiente baya sin siquiera digerir la anterior-
así lo sientes:
hierro forjado al rojo vivo sobre la piel nuevamente
golpeteo cotidiano de un corazón loco por la blancura del jadeo falso y perenne
historias trucadas por velaciones y amarres en billetes grandes
silencios absurdos y gritos largos e insaciables
hasta el
NUNCA MÁS el Grito volverá a lacerar mi carne
NUNCA MÁS la marca ardiente quemando al alma
mejor aquí en calmita
sintiendo cómo el dolor calientito va derrumbando las hojas de este otoño,
como tantos octubres que andan en la compra-venta de sueños nuevos que un día se romperán para hacer nuevos.
Por eso camino nomás, así despacito para que los pasos no molesten y he logrado que suenen lindo, así que algunos hasta esperan que pase por ahí
sólo para hacer soles con sus manos cuando paso frente a sus casas.
10/03/2008
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