Estoy investigando acerca del maíz.
Cuando comencé a escribir cuentos para niños noté a que en las librerías hay montones de cuentos con las mismas estructuras que los “clásicos”, yo mismo leí de niño versiones españolas de cuentos y novelas europeas y porque nuestros escritores mexicanos para niños, en general, escriben de todo menos de sí mismos. Es decir, que no existe una literatura infantil mexicana para niños y jóvenes mexicanos. Lo que sí hay son millones de pesos invertidos en que los niños y jóvenes lean, pero lo que se les ofrece son modelos, estrucutras ye squemas europeos, norteamericanos y, con suerte, algunas adaptaciones o ediciones de escritores mexicanos que tienen el alma fuera de este país.
Cuando comencé a escribir cuentos para niños noté a que en las librerías hay montones de cuentos con las mismas estructuras que los “clásicos”, yo mismo leí de niño versiones españolas de cuentos y novelas europeas y porque nuestros escritores mexicanos para niños, en general, escriben de todo menos de sí mismos. Es decir, que no existe una literatura infantil mexicana para niños y jóvenes mexicanos. Lo que sí hay son millones de pesos invertidos en que los niños y jóvenes lean, pero lo que se les ofrece son modelos, estrucutras ye squemas europeos, norteamericanos y, con suerte, algunas adaptaciones o ediciones de escritores mexicanos que tienen el alma fuera de este país.
Entonces vuelvo al enigma eterno del pensamiento mexicano,
¿qué es lo mexicano?, ¿dónde radica nuestra identidad?
No sé si las élites culturales lo determinaron o no en el
pasado, previo acuerdo con la política de su momento.
No sé si los personalísimos esfuerzos de escritores y
filósofos de ver a México con una lupa (¿o Lupe?) occidental tienen o no
sentido.
Pero hay algunos rasgos característicos hasta nuestros días
que vienen desde antes de la colonia, hay formas y maneras de relacionarnos más
allá del imperio de la televisión y de nuestras absurdas aspiraciones por
pertenecer a algo que no entendemos, llámese Occidente, Europa o Estados
Unidos.
Y en esas maneras, objetos y formas es donde podemos religar lo mexicano, creo yo. Además no todo
lo mexicano, sino aquello que para un grupo o comunidad tiene sentido. Así,
como originario de Veracruz, habitante de Puebla y constante trabajador en
ciudades y pueblos de Oaxaca, Chiapas, Tabasco, Campeche, Estado de México y
Distrito Federal doy cuenta de que Mesoamérica es sin duda una región que
comparte muchos rasgos.
En la búsqueda de hacer libros para niños más allá de lo
comercial, de los intereses del mercado o la intensión de hacerlos “ciudadanos
del mundo” de las instituciones escolares, caí en cuenta que maíz y chile nos
dan cohesión e identidad.
Respecto del chile hace ya algunos años que uso el
poema-cuento de Nuria Gómez Benet “La Fiesta Chipocluda”, hago una introducción
cómica sobre la mexicanidad para aterrizar en un hip hop enchilado como base y
el texto (escrito a manera de romance) rapeado sobre la base que hace el público.
Entonces caí en cuenta que el chile y el maíz nos dan una
serie de características únicas en el mundo. Los rituales cotidianos alrededor
de hacer la salsa, preparar las tortillas o tamales, juntarnos a la comunión
diaria de comulgar con nuestras tortillas. Ahora no lo entendemos, no
entendemos cómo llegamos a esto, ni porqué lo hacemos, pero cada vez que
comulgamos y hacemos los ritos en torno al maíz están presentes los miles de
años, las generaciones que estuvieron pendientes de los modos, las formas y los
significados de comer con chile y maíz.
Es por ello que emprendí un trabajo formal para niños en
torno al maíz, con cuentos, canciones y, espero pronto, radio y televisión.
Como mexicanos tenemos la raíz en la sangre, oculta. Convivimos con los
ancestros cotidianamente, sólo es necesario desentrañarlo, sacarlo y asumirlo.
Por ello sigo a la búsqueda de más y mejor bibliografía, ya
que sí he hallado varias cosas pero sé que me falta aún mucho por saber y
descubrir.
Hace unos meses encontré un libro que leí con mucho gusto
prácticamente de una: El arte de la tortilla, La tecnología utilizada en el
proceso de la masa, la tortilla y la molendera en el arte de Guadalupe Prieto
Sánchez. Lo disfruté mucho, sobre todo la primera parte donde se habla del
maíz, la tortilla y la importancia del metate en la cosmovisión prehispánica.
Por acá dejaré la portada y la primera versión de este poema
sobre el maíz, la primera porque ahora estoy preparando junto con Patricia
Vázquez, la ilustradora de mi libro y de la animación Gotita Encerrada, la
versión definitiva de el Romance de una Semilla, un poema para rapearse y
jugarse en la escuela y en la casa. Y bueno, ahora viene el programa de radio
diario, viene ponerse más las pilas para llevar cuentos, canciones, malabares a
todas las escuelas posibles.