8/06/2003
Mientras Keitarou trata inútilmente de no hacer tonterías, callo.
Sorpresivo hallazgo. Uno de los últimos días del curso de japonés David San llegó con una edición mexcana de un manga, pregunté precios y formas de conseguirlo. "En todos los puestos de revistas están llegando cosas en Vid".
Dos meses después hallo el número dos de Love Hina y procuro no abrilo, espero a tener el número uno.
Una noche, me detengo por un cigarrillo en un puesto de revistas que cierra tarde. Veo el uno de Love Hina y lo compro tres pesos más caro de lo marcado. En tanto, al llegar a casa descubro que el capítulo uno del ánime ha bajado también.
Entre los caminones, idas al baño y otras asomadas termino con gusto el primer tomo; luego, noche de humos acompañado por Thelma y Osvaldo veo el ánime.
La diferencia de los discursos es enriquecedora. Mientras el ánime deja mucho a las imágenes, el manga despierta más morbo, no sólo por los dibujos semi desnudos y pudorosamente pervertidos, sino por la acción. Curiosamente el manga es mucho más activo, lleno de acciones y pequeños juegos. La acción puede quitar ciertos aspectos más íntimos de los personajes, problemáticas que se ven y leen en el manga.
Curioso, jamás había leído un manga completo y, por lo menos en este caso, el manga supera al ánime. No sólo por el manejo, sino por la multiplicidad de significaciones, logra pluralizar y universalizar muchas cosas a diferencia del ánime, más unívoco, más concreto.
Hace días me preguntaba José Luis por mi interés en lo japonés.
* De inicio crecí mirando caricaturas japonesas (Remi, Aveja maya, José Miel, Fórmula 1, etc),
pero
* también existe el interés de eso Otro que no te religa: no cristianismo, no judaismo, no éticas occidentales, no gramáticas semejantes, sino eso Otro extraño aún.
Ese Otro Oriente que logra asimilar y usar a occidente, pues si bien su manejo iconográfico y ciertos referentes son tomados indiscriminadamente de "América" (como hace siglos tomaron y adaptaron mucho de China), prevalece su peculiar forma de ver el mundo; la cual seguramente, irá haciendo mella en nuestra forma de percibir el mundo. Por lo menos de las generaciones Dragón Ball y Yu Gi Oh!.. por no mencionar los miles de opciones más exquisitas (Evangelion, Lain, Furi Kuri, Ranma 1/2, furi Kuri, etc).
Sincretismo, no mezcla, no univocidad, no permitir que nada muera (el kanji prevalece pese al hiragana y katakana)...
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