En el sueño de madrugada, luego de una función de cuentos en un hospital busco mi auto. No puedo recordar dónde lo dejé, no me causa angustia, soy completamente consciente de que es un sueño. Busco y entró a cuartos extraños que se comunican por puertas. En alguno, de pronto se mueve todo. Fragmentos de cosas rotas se juntan, se mueven, cobran "vida" en forma de alebrijes, de juguetes extraños que se mueven. Hay una fuerza tras ellos que los mueve, pero no la puedo ver. Ellos me entregan mi maleta pintada de naranja, la que me robaron en el auto a la vuelta de Argentina.
Quiero preguntar, quiero hablar pero no puedo. No puedo hablar, ni gritar, siento ansiedad y miedo.
Abro la maleta y están mi traje de vaca y un muñeco mío hecho en latex, desarmado.
Me despierta mi compañera, me pregunta que me pasa y le cuento todo.
No sé qué me está pasando, pero veo las cosas de otro modo. Miro cosas que antes no me importaban. Siento de otro modo.
Algunos ejemplos.
Llevé a diagnóstico mi auto a la agencia y me lo entragaron igual, con un diagnóstico extraño y una propuesta de reparación muy cara. Unos kilómetros más tarde se rompe el clutch. Enojadísimo les llamo para reclamar, tenía que salir al día siguiente y eran las 7 de la tarde. Me convencen de que alguien vendrá a ayudarme. Su mecánico viene con un chicote de repuesto diciéndome que él le informó al represente del fallo... Me cobran la pieza.
Salgo a una función, el pago fue muy bajo, pero accedimos. Al cobrar nos bajan "de iva" un 20% del ya bajo pago. No dejé trabajar con los 200 chicos, ni me detuve.
Al día siguiente por la tarde, el auto tiene un rechinido en la llanta. Lo llevo al mecánico y un balero está roto, no lo diagnosticaron. Además el mecánico confirma mis sospechas, la agencia mintió, mi auto no tenía ese problema ni necesitaba esa carísima reparación.
Día siguiente, función de promoción. Cero dinero, pero intercambiamos donaciones de libros y espacio para entrenamiento. Minutos antes de comenzar la función nos informan que se nos entregará sólo la mitad de la donación de libros, los demás serán para que ellos hagan promoción.
Salimos más tarde con una amiga, le llaman y tiene que regresar corriendo a casa, casi temblando de miedo.
Día siguiente, juntas y arreglar cuestiones detenidas. De tarde decidimos ir a un café nuevo en Cholula, donde habíamos hablado la posibilidad con el dueño sobre reunirnos e intercambiar el espacio por menciones en radio, llegó una nueva compañera cuentera con 3 chicos, de 12, 4 y 6 años. El mesero y la señora de la caja no paraban de mirarnos, de hacerse los incómodos, de darse vueltas y enfadarse cuando los chicos "subían los pies en los sillones", cuando gritaban, cuando daban vueltas o jugaban.
Pude sentir clara la molestia, pero no dijeron nada.
Pagué. Al salir me detuvo el mesero:
- Disculpe, pero si habló con el señor X, tendría que volver a hablar porque la situación con los niños no es para nuestro espacio. Se suben a los sillones, corren, gritan, van a romper algo.
- No se preocupe, nosotros estábamos viendo la posibilidad de hacer algún intercambio de trabajar en conjunto...
La señora pequeña y malhumorada, de pelo corto y cara de sargento se acercaba con ganas de vaciar su furia, su molestia por haber tenido que aguantar niños en su cafetería.
-... tenemos algunos espacios en radio y televisión que podríamos poner en marcha, pero entiendo, no se preocupen no volverá a ocurrir. Gracias y una disculpa.
Nos dimos la vuelta y los dejamos a media banqueta.
No volverá a ocurrir, porque no volveré a ese lugar pretencioso y absurdo, caro y molesto. No se conformaron con quitar el Internet, no se conformaron con molestar todo el tiempo. Dejan claro que los niños, el juego, la alegría no caben ahí.
Tienen razón, tienen toda su razón.
¿Qué mundo es este?
Donde me miente el empleado de mostrador para que le dé más dinero a su empresa.
Donde no caben los niños con sus padres en los sitios públicos.
Donde la gente busca su propio beneficio sin que le importen los demás.
Sí, sólo hablé de lo malo. No hablé de Ana y Los Ariles en Atlixco, maravilloso. No hablé de la complicidad amable con Alethia. No hablé de los ajustes y las verdades hacia adentro del equipo Juglaria. No hablé de Belu, Gaby y Treyen viniendo a compartir caminos. No hablé tanto de eso... Sí, ya sé que es más fácil vincularse con esa parte no muy grata, pero es importante ahora para mí hablar de ella, ponerme en un sitio, ofenderme, manos a la obra.
No basta con pensar diferente. No me basta con darme cuenta de lo absurdo, debo hacer algo. Por ahora, escribo.
2/13/2012
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1 comentario:
Bueno Martín, siento compasión por eso y te doy un abrazo a pesar de la distancia. No es para detenerse mucho, tan solo lo suficiente para escribirlo, lo suficiente para leerlo y compartir y estar con el otro.Tú y Alethia andan mucho, es parte del andar, parte de la juglaria pero sobre todo, no es nunca una pérdida de tiempo. Recuerda... el tiempo, el espacio, el amor y la escritura son lo importante, son la base del juego que has elegido. Lo demás... no es importante.
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