¿Por qué trabajar para niños?
Ante la pregunta de siempre respondí de forma más clara que antes, para mí, para mis compañeros. Más de diez años trabajando con chicos y lo comprendo ahora con claridad.
En los niños aún no hay máscaras sociales, imposturas absurdas, no son pretensiosos ni se esmeran en ser algo que no serán nunca. A diferencia total de los adultos, quienes nos encargamos de enseñarles a mentir, a fingir, a ser funcionales en un mundo enfermo.
Es jodido sí, pero así es sin reflexión. Los adultos nos quejamos de lo injusto de las estructuras sociales, nos molestamos con los sistemas y en lugar de cambiar nosotros para que cambie el resto, las seguimos a pie juntillas, nos esmeramos en ser y parecer lo que no seremos nunca, en lugar de abrazar nuestra identidad. Renunciamos a lo que somos, avergonzados de nacer donde nacimos, avergonzados de sentirnos parte de algo, a cambio imitamos modelos de la televisión, de la religión, de lo que sea con tal de sentir que pertenecemos a algo más grande y, creemos, importante.
Los adultos no reflexionamos ni entendemos, vamos imitando modelos sin pensarlo; vamos defendiendo tonterías sólo porque nos dijeron que son reales, somos capaces de las peores atrocidades por absurdos, volcamos todo nuestro ser animal en ideas vacías como un equipo, un partido, un juego dicotómico. Cuando el poder se ejerce unívoco sobre todo nosotros vemos sólo una batalla que parece real y está arreglada de por sí.
Los niños te miran y puedes percibirlos, juegan a esconderse de ti y a perseguirte, te pegan cuando han sido golpeados, te miman cuando han sido mimados, sonríen cuando los rodean de alegrías y están serios y tristes si el mundo a su alrededor es así.
Los niños son muy humanos, no personas, ni ciudadanos, ni consumidores, ni nada de eso, los niños son animales a punto de convertirse en seres soberbios, en absurdos bichos que se creen dueños de la naturaleza. Pero por fortuna aún no lo son.
Es por ello que trabajar para niños es abrir puertas a mundos diversos, a posibles increíbles para el presente inmediato. Además, por llevar a los niños van los padres, los abuelos y la familia completa, así que puedes decirle cosas también a los adultos, no sólo es para niños como mucho del "entretenimiento" actual.
Un chico de 5 años del día de hoy, ha pasado más tiempo frente a la tele que junto a cualquier adulto, aparato que en su aparente afán de educar sólo vende su imaginario e impone con ello la repetición de esquemas y estructuras. Nuestros chicos entonces absorben cultura basura, se vuelven más pretensiosos que nosotros, antes de los primeros años ya tienen Disney, Barbie, Pixar, Superhéroes llenando sus almas.
Por eso es importante decir otras cosas, porque en el imperio mediático se nos olvida contar historias cara a cara, porque los niños merecen heredar nuestros saberes más arraigados, la verdadera sabiduría de la humanidad y eso es lo que nos contaron los abuelos y los padres, que a su vez les fue contado por muchas generaciones atrás. En cambio, dejamos ese trabajo humano a una caja que sólo busca ganar más, reunir más dinero, más fieles, más esclavos que sonámbulos sigan sus mandatos.
Me gusta trabajar con niños porque creo que puede haber -de nuevo- miles de mundos posibles latiendo en esta realidad.
11/13/2012
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