La madrugada del 4 de abril, en una playa del Golfo de México, comenzó a caminar solitario y silente. Buscaba.
Poco a poco fue despojándose de la ropa. El frío arreciba junto con un viento que venía del mar.
Oscuridad entera alrededor de la playa.
Sólo entreveía las líneas blancas de las olas, el ruido de su chocar contra la arena.
La luz ausente y del mar una presencia líquida.
La sangre negra es el mar de noche, la oscuridad plena vuelta mujer... un beso en los labios y la condena eterna a vagar con ella como única compañía. Halló.
TXT y FOTO: elmismo.
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