4/16/2009

Calma de mañana

...Y de pronto aparece esta calma sin vacío...
El sentido original de todo que es mirar hacia adentro, que es el más grande afuera, porque nada es sino el todo.


Y las palabras de Gellini resuenan en calma: "hacia donde va tu atención va tu energía"

Entonces atento escucho y pido calma, pido estar en el centro para que ningún viento altere el rumbo.

De este amor quiero estar lleno
De ésta, la sed del pez que no cesa.

4/14/2009

de pascuas

Soy el fuego que caracolea al infinito en la profunda oscuridad de una mirada.

Soy el que dice BASTA cuando no puede más contra lo que parece que es, pero no es; porque dicen que podría ser, pero en realidad sólo podría, porque no es; ya que si fuera no estariamos discuentiendo si va a ser, fue o será....

Soy nomás un montón de espuma de mar que sonríe amable cuando un sonriente pequeño de un año se avienta al mar.



Soy el ruido que escuchas al final de la función
los pasos que cierran la puerta
la mano que apenas y roza tu chaqueta
el montón de guiños en los que supones sueños y posibles redimidos.
Soy el cuento que no le cuento a nadie, ni a ti; porque soy el cuento ya contado, ya dicho, aprendido a fuerza de costumbre... olvidado a fuerza de silencios.



Soy éste que fue, que se perdió hace años:
el que no le cree al ruido del metal contra el metal
quien no piensa en forma de cuadritos ni redondos ni triángulos de amorosos juegos absurdos y banales
aquel que calla cuando todos hablan y habla sólo cuando todos están callados, para decir cosas de otros que antes dijeron otros a otros y hoy digo a éstos que son otros y se vuelven yo cuando abren sus oídos.



Eres entonces quien me da el ritmo para continuar pasando el fuego, haciendo que el infinito se vuelva en la tierra un continuo asible, amable, estable donde transitar.
Y te miro a los ojos yo y éste otro, y te digo adiós a ti y a quien viene detrás que seguramente eres tú mismo, con otros ritmos, con otros tiempos, con otra cara de esto mismo que es un paso más hacia la misma humanidad.

4/13/2009

Confesiones de una vaca

Foto: Teatro Experimental de METRO Espacio Cultural Metropolitano de Tampico

Cuando niño, era muy pequeño, pero lo recuerdo bien, la calle donde estaba la casa de mis padres se llenaba de lodo apenas apuntaba el verano y, luego, cuando el verano pleno, los charcos se volvían verdosos y, finalmente, al alcanzar el máximo de calor, el polvo se espacía por todos lados jodiendo cualquier limpieza de casa. La máxima realización en mi primera infancia no era ser un niño hablador y poseedor de un encanto chocante: la posibilidad de declamar a diestra y siniestra "Mamá, soy Paquito" de Salvador Díaz Mirón. Por el contrario la realización máxima para mí en aquellos ayeres era la contemplación.
Pasaba largas tardes en la azotea de mi casa, jugando solo. Imaginando realidades imposibles. Retando a la gravedad en los quicios, sobre los muros (me veo caminando en la corniza 10 metros de un lado y 4 del otro y me lleno de emoción).Y todo porque no podía salir a jugar, ni tampoco jugar con nadie, los mayores estaban en sus códigos y yo... cuando estaba en casa, peleaba contra los ratones para que no terminaran de mascar los libros perdidos en cajones desordenados.
El recuerdo de un inicio de verano. La suma de elementos, las soledades vertidas en un momento, uno nomás, un juego absurdo.
Cursé el tercer año de kinder por la tarde, mientras de mañana iba a la escuela primaria. Yo sabía leer desde pequeño (la verdad es que no, pero coincidió que en el examen de ingreso me pusieron a "leer" una ficha que conocía de memoria: "ojo", que hace los ojos y nariz). Así que por la mañana era el pequeño inadaptado, el extraño que no acababa de entrar al mundo de esos enormes chicos que hablaban y jugaban de tantas cosas extrañas para mí... Mientras que mi personalidad cambiaba por la tarde, donde era un sabio, el chicop aplicado que todo terminaba rápidamente, que todo lo hacía tan bien y rápido que las maestras lo dejaban ir a otros salones, vagar por los pasillos en horas de clase y, sobre todo, lo elegían para los bailes de concurso, la obra de teatro, el festival de verano, la poesía del lunes a la bandera... (me acuerdo la vez que tomé el micrófono para decir, banderita tricolor te doy mi corazón mi cariño, te respeto, te quiero y te deseo feliz navidad; eso fue un abril).
Aquel año me eligieron para "dirigir" el Guapango de Moncayo y también como actor de El Grillo Cantador (ambas obra ganadoras del concurso de zona) y... al final del año se pusieron las dos "en cartelera" de manera que el programa de final de cursos tendría dos de mis participaciones; sin embargo, habría que estar en la ronda de animales de mi salón(bendito Cri cri y su camino de la escuela); así que decidí vestirme de oso panda.
De tal manera que apenas terminaba una, corría a que me cambiaran y luego otra y así, dándome el pequeño placer de encerrarme unos segundos a solas en el salón de cantos y juegos a reirme, a burlarme de aquello. La sensación no era alegría por alguna tomada de pelo, no. Más bien me daba risa a manera de no poder tomarme en serio, una y otra vezme reía de mí, de mis nervios, de mi salir serio y hacer el papel, de brincar como grillo y hacer que tocaba sin tocar, que dirigía sin dirigir que bailaba de panda sin bailar.
Y esa misma sensación es la que me hace ahora, ser una vaca frente a tus ojos cerrados, compartir lo que uno es, sin telones.

4/10/2009

Encuerado de Vaca


Al final de la función de Vacas en Metro, en Tampico decidimos divertirnos un poco.

4/09/2009

¿arañas del ayer?


¿Qué me pasa con las arañas?
¿O sólo yo me siento perseguido y ellas viven felices a mi lado?

son ríos de calma los que ahora inundan de flemas mis bronquios


Y luego de tanto andar, cuando las miles de risas siguen sonando en tu oído y en realidad no quieres bajar del tren... quedan las noche de insomnio esperando nuevas aveturas. Viene entonces el mar y su amable abrazo que no se detiene, viene luego Bolivia y Perú y seguir contando de a miles las risas y los juegos y no dejar de inventar afectos nuevos para los mismos amores.
Yo quiero volar en una bolsa de papel quemándose
soy un globo de cantoya que se eleva sabiendo que se quema
soy el amargo de esta y la otra y la que ya no sabe más que a ni una más
soy el que prepara el mate tempranito, antes que el café, antes que te mate la calma, sorbito a sorbito, cebándolo como me enseñaron, así nomás
era entonces otro que no soy más que en canciones, en sueños de sirenas y proféticas visiones.
una gata durazno viene de vez en cuando a visitar mi jardín, trae con ella el saber que la vida no es más que un montón de caminos, tantos que no alcanzaremos siquiera a imaginar durante el recorrido.

4/03/2009

un boceto de Pavel Ortega


En la charla de café se cuecen los sueños y los posibles imposibles en otros espacios.
No hay posibles tan imposibles entre el ajedrez y el café,
ni en la atropeyada charla de los eternos planes.
Y así, un trazo, un sueño se convierte en un posible,
realizable o no...
poco importa.
Los mundos comienzan así, como trazos, de retrazos, a trancos, sin sospechar que un cualquier día esos mundos suplantarán a estos, sólo para que otros restos destronen a estos completos que se creyeron un día supremos.