El artista enquistado en las redes académicas es un burócrata.
El artista dependiente del mecenazgo institucional es un burócrata más.
El artista que renta su técnica a otros, porque no es capaz de crear sus propios proyectos es un empleado.
El artista que da clases es un profesor.
El artista que imita lo que ve o le dijeron que debe hacer es un copista.
El artista que come es un humano común y corriente, no es artista.
El concepto romántico de artista está acabado, ese rubro se destina actualmente a millones de dólares en producción respecto de productos con cero contenido. En el imaginario social el artista es una figura mediática y no un creador o un creativo, si bien las instituciones conservan celosamente el concepto, es sólo para no perder los espacios económicos, para seguir ejerciendo un mínimo de poder y para que una élite minúscula pueda seguir cobrando un cheque, que todo parezca que sigue igual.
A la luz de todo esto, necesitamos creadores, gente que proponga contidos nuevos lejos de los caminos tradicionales. Maneras de "arte" congruentes con el momento actual y el tipo de humano que somos ahora.
No es asunto sencillo, pero es posible.
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