Prof�tica

Mientras bajo las colecciones m�s populares de Conaculta, Jos� Luis me pregunta d�nde est�n los libros de �ngeles Mastretta. Le comento que ayer, mientras com�a en el auto, escuch� su discurso de aceptaci�n del Honoris Causa, donde menciona el proyecto de la librer�a y su nombre . "Es mi prima", dice el amigo calvo y amable.
Mientras sigo trabajando, la se�ora con su madre y su primo recorren la librer�a, ella le va dando tip's sobre el funcionamiento del espacio. Ni siquiera me presentaron con la doctora honoris causa por la BUAP.
Hablan del arquitrecto que redise�a el centro hist�rico del DF con tal confianza que, supongo, es su marido y/o tambi�n familiar. De Gabo, de Saramago, en fin... ellos tienen los ojos claros, tienen dinero para reconstruir una casona vieja y echar a andar un "proyecto cultural". Mientras sigo cargando libros, sacudiendo, escucho las quejas de la escritora: "las librer�as siempre est�n llenas de polvo y son lugares feos". Sonr�o, mientras voy donde los otros empleados de la librer�a, s�lo para escuchar sus albures adolescentes. Ellos me preguntan qui�n es la Mastretta, de qu� habla. Les digo y parecen no entender nada. Siguen albure�ndose.
Regreso a mi trabajo y llegan un chica preciosa, con el pelo corto y parado, con su novio y lo primero que dice es "la admiro mucho y me gusta mucho leer sus libros", la Mastretta hace poco caso para seguir con su intensa, larga y, al parecer, interminable perorata.
Sigo en la parte de arriba, acomodando las colecciones de Conaculta, que tuve que subir para dejar espacio a Alfaguara, mientras O. me grita desde abajo: "estos no tienen para cu�ndo irse, ya tengo hambre" (con cantado tono pipope). Molesto, callo, finjo una sonrisa y bajo.
La familia de Jos� Luis recorre la casa mientras nosotros salimos; sin embargo, dato curioso los otros empleados se despiden de Don Eugenio (el velador y multifunciones de la casa reci�n reconstruida), mientras Jos� Luis, la Mastretta y familia nos miran extra�ados.
Lindo eso de s�lo hablarse entre iguales. �A la mierda!