En Orizaba, en su centro, hay cosas amables que no cambian. ¿Relojerías? Con esas copias chafas de los chinos, a quién se le ocurre... ¿no?
Y ahora la pequeña Adriana conociendo de cerca el helicóptero del Tío... del Tío... caray olvidé su nombre.
¡UY! Amanecer en La Candelaria, en Tlacotalpan, escuchando el escándalo de La Tarima y los jaraneros y jugando y versando y Ay Dios, ¡qué buena fiesta!
Y luego la UVI en El Espinal y la banda totonaca, bien prendida y amable. Y bueno, ahora esperar para Puebla, seguir, no parar... total, la vida tiene su tarjeta de viajero freceunte y de esos soy.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario