Dejé miradas enredadas entre los dedos de unos pequeños nenes que habitan la parte más hermosamente aisalada de patagonia.
Dejé el sueño donde le decía calmosa y pastosamente a quien amarró mis pasos: "debo seguir caminando". Mi pata atada a la pata desta mesa, su mantel mañana se rompe y yo, antes de que se rompiera, rompí la pata y salí caminando y sonriendo extrañado, servían bien las piernas para seguir caminando y no sólo para estar atadas.
Dejé entonces unas enormes ganas de volver a conocer los monstruos que habitan las cuevas y salen de noche a robarse la comida, que se esconden de la policía y siguen ahí, enredados entre los árboles del gran monte Piltri.
Dejé muchas risas abiertas y otras cerradas, esperando abrirse por entero.
Ahora sé que uno no sabe el destino pero si escucha dentro, dentrito puede intuir con mucha claridad
porqué esos labios
porqué perder el bus, el avión, el taxi, la chance de esa chamba
porqué no puedo evitar buscarte, estar cerca, lentamente tomar "eso" que tienen las tuyas miradas
porqué no quiero atar nuevamente ningún vuelo a ningún cielo
porqué
simplemente
a veces me quedo en casa todo el día
espectante sabedor intuyendo creyendo y sabiendo que el salto que viene
será simplemente el siguiente
que basta estar un poco en calma para saber que ahí estará...
1/11/2009
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