La bebé duerme en medio de sus padres. Por las noches, su mamá la tiene muy cerca para darle de comer dos, tres o hasta cinco veces, su papá despierta a ratos y pone su mano en el pecho pequeñito y la bebé se mueve un poco o simplemente suspira. Los tres se sienten seguros así, seguros de que se tienen, se aman, se comparten.
Pasan la vida juntos. La pareja soñó mucho tiempo con dar vida, con crecer junto a un ser nuevo, con la posibilidad de dar seguimiento a sus vidas en otra. Bromeando solían decir: "somos tan felices juntos que necesitamos algo con qué complicarnos un poco, un hijo es algo lindo". Mitad verdad: son felices y plenos; mitad broma: un hijo no complica la vida, sino que es la vida misma.
Claro que la televisión se ha dado a la tarea de hacer de lo normal, de lo humano algo absurdamente complejo. En lugar de que mamá dé teta a su hijo, como buenos mamíferos que somos, hay que comprarle botes, latas de "fórmula" (que quién sabe qué es y porque la hacen así) en mamilas, biberones, chupetes... Luego pañales, montones y montones de pañales "desechables", cuna, porta bebé, carrito y juguetes y toallas para limpiarle la cola, chupones y tantas y tantas cosas.
Pero, ¿por qué no simplemente amamantarlo, tener sus pañales de tela que son un gasto nada más y de ahí lavarlos en la comodidad de la lavadora?
Tiempo, no hay tiempo. Nuestra cultura globalizada y unívoca nos dice que no hay tiempo, porque hay que trabajar ambos, papá y mamá al trabajo para que el dinero alcance. ¿Para qué? Para pañales, leche, toallas y demás cosas que, si lo analizáramos, no son necesarias. Sin embargo, creemos ciegamente que así es, porque así debe ser. De manera que sin reflexionar vamos al trabajo, ganamos algo de dinero y sostenemos un "nivel de vida" que a la vez es una trampa que nos sepulta.
Y si no, hagamos cuenta de dinero respecto de tiempo. Muchas veces cerramos mal un mes tras otro, no hay dinero que alcance porque por más que trabajemos siempre estamos comprando y pagando cosas que no necesitamos en realidad y sólo nos hacen sentir cada vez peor.
Y ni hablar de que los niños crecen y van a la escuela y son más sus necesidades.
Y ni hablar de la formación humana que ya no dan los padres, ni los abuelos, ni nadie de la familia.
Y ni hablar de cómo imitamos los comportamiento de la televisión y el cine sin detenernos a pensar si son reales, posibles o congruentes...
Y ni hablar, sólo es una idea, una opinión. No quiero que mis amigos me dejen de hablar o que me tomen por un radical tonto, un idealista pasado de moda que sigue creyendo en el valor de la vida por encima del dinero, del poder y de lo que imponen las imágenes de los grandes medios.
8/30/2013
8/17/2013
Acabar con la televisión, acabar con esa idea del mundo
En nuestra vida cotidiana no reparamos en lo importante que son las historias, la información a la que tenemos o no acceso los seres humanos. Al ser el único animal capaz de transformar su entorno a partir de ideas somos capaces de crear mundos, realidades a partir de una idea, de un cuento, de una historia.
Creemos ser parte de un plan divino, creemos ser superiores a todos los otros animales del planeta, creemos que merecemos explotar la tierra para nuestro beneficio, creemos que debemos aniquilar a toda especie de atente -real o tentativamente- contra la supervivencia de la especie, creemos y creemos y damos por hecho que así debe ser amparados en una idea de Dios o de Leyes o de Humanidad.
Sin embargo, si ponemos un poco de humildad descubriremos con asombro y no dudo que con mucho dolor que todo eso es sólo un cuento, un invento. Dios no bajará de los cielos a mirarnos a los ojos y agradecernos por guardar unos dogmas tan históricos y absurdos con la cultura que habla de él, tampoco las leyes y la nación nos agradecerán nuestro respeto y cuidado. Seamos honestos, todo ello son ideas que nos creemos dogmas de fe, estructuras de pensamiento para la organización social. Tampoco satanicemos, nada malo hay en ello. Es como pensar que el veneno de la serpiente es una maldición, simplemente es lo que es. La serpiente usa su veneno para cuidar de su especie, lo mismo los humanos usamos esta extraña capacidad de creer y crear cosas para que la especie sobreviva en el planeta.
Sin embargo, los procesos de pensamiento de los humanos han ido convirtiéndose en algo muy extraño. Puede leerse en los libros, documentan crónicas televisivas y hay gente que habla del pasado como si lo hubiese visto con sus propios ojos, que en el pasado hubo culturas diferentes entre sí. Grupos sociales con ideas y formas muy diversas entre sí, de manera que los viajeros como Marco Polo hallaban mundos increíbles, maneras y formas jamás pensadas por ellos. No dudo que lo mismo ocurriera en la catástrofe de América, cuando Occidente controló la riqueza y dominó el pensamiento diverso de los grupos sociales que convivían en esas tierras.
Actualmente no es necesario matar a decenas de miles o millones de personas para dominar un pueblo, para destruir una cultura. Hace tiempo se dieron cuenta que era muy simple el viraje ideológico, basta con hacerles creer algo que valide el poder y la propiedad del extranjero en la propia tierra.
Jugaré con un ejemplo muy bobo. En la comunidad de X todos viven tranquilos, no existe la propiedad privada y cada uno desempeña un papel importante para el resto, nadie es dueño de nada y a la vez todos trabajan a favor de todos. No existe la monogamia, ni la pareja, sino la comunidad; así los chicos son de todos y criados y alimentados por todos. La tierra no es una propiedad sino un miembro más de la grupo. Suena extrañísimo, lo sé, pero es tan absurdamente posible como la vida cotidiana de un residencial cerrado.
Un día llega un extranjero, un ser de Occidente como tú o yo que leemos esto. Al ver ese absurdo de sociedad piensa en dos opciones: destruirlos a todos y robar sus tierras o contratarlos como empleados, que trabajen para él y además "elevar su nivel y estilo de vida". Entonces llega y les habla de El Dragón, un ser que vendrá con rugidos de fuego a quemarlo todo. Así que llega el Dragón y todos se encierran menos los hombres más fuertes y tercos que deseen combatir.
Los combatientes mueren de maneras atroces e inhumanas. El hombre de occidente entonces les dice que para que nunca vuelva el dragón deben leer y escribir, que la verdad está en lo escrito. Así se registra todo, se hace un conteo y una vez realizado, el occidental se queda con los registros, para cuidarlos todos deben darle un poco de lo que hacen.
Luego, resultará que él hombre de occidente será el dueño de todo lo que rodea a la comunidad, lo dicen los papeles. Después, para hacer más justos los intercambios hará papeles con valor que él administrará. Después irá despojando a todos de lo que nunca fue suyo, es decir, sólo les hará creer que ya no son los dueños y lo usará dándoles a cambio un poco del papel que él inventó (dinero) y sólo tiene valor porque los antes pobladores ahora creen que eso vale y pelean y discuten por ello.
Además y para rematar, contrará a los más fuertes e inteligentes para que cuiden por él y para él, dándoles un poco de papel a cambio de sus servicios.
Y toda la sociedad vivirá para agrupar papeles, para tratar de tener más unos que otros. Pero, ¿cómo lo hizo?
Simple, haciéndole creer a todos que así son las cosas.
Justamente así actúa la televisión, el cine y hasta la literatura en nuestras mentes. Dan estructuras, formas y verdad a cosas inverosímiles y absurdas. De modo que una vez en la cabeza de millones de personas, esas historias se van volviendo realidad, porque los humanos imitamos lo que vemos, lo que nos cuentan, lo que creemos como verdad.
Es muy duro, difícil quizá, pero si nos detenemos un poco a reflexionarlo, si nos quitamos la venda de la soberbia nos daremos cuenta que estamos parados en una mentira mediática, una Matrix de supuesta información, de supuesto valor, de supuesta verdad progreso y humanidad.
Y si lo dudas, entonces explícame por qué el oro es el supuesto valor de la moneda, cuando en los bancos el oro no está y en realidad el supuesto valor que tiene es sólo un acuerdo realizado por un pequeño grupo. Pues al final el oro, es como cualquier pedazo de tierra, ya que nada es nadie, todo lo que nos rodea es sólo una parte de la misma tierra transformada.
Creemos ser parte de un plan divino, creemos ser superiores a todos los otros animales del planeta, creemos que merecemos explotar la tierra para nuestro beneficio, creemos que debemos aniquilar a toda especie de atente -real o tentativamente- contra la supervivencia de la especie, creemos y creemos y damos por hecho que así debe ser amparados en una idea de Dios o de Leyes o de Humanidad.
Sin embargo, si ponemos un poco de humildad descubriremos con asombro y no dudo que con mucho dolor que todo eso es sólo un cuento, un invento. Dios no bajará de los cielos a mirarnos a los ojos y agradecernos por guardar unos dogmas tan históricos y absurdos con la cultura que habla de él, tampoco las leyes y la nación nos agradecerán nuestro respeto y cuidado. Seamos honestos, todo ello son ideas que nos creemos dogmas de fe, estructuras de pensamiento para la organización social. Tampoco satanicemos, nada malo hay en ello. Es como pensar que el veneno de la serpiente es una maldición, simplemente es lo que es. La serpiente usa su veneno para cuidar de su especie, lo mismo los humanos usamos esta extraña capacidad de creer y crear cosas para que la especie sobreviva en el planeta.
Sin embargo, los procesos de pensamiento de los humanos han ido convirtiéndose en algo muy extraño. Puede leerse en los libros, documentan crónicas televisivas y hay gente que habla del pasado como si lo hubiese visto con sus propios ojos, que en el pasado hubo culturas diferentes entre sí. Grupos sociales con ideas y formas muy diversas entre sí, de manera que los viajeros como Marco Polo hallaban mundos increíbles, maneras y formas jamás pensadas por ellos. No dudo que lo mismo ocurriera en la catástrofe de América, cuando Occidente controló la riqueza y dominó el pensamiento diverso de los grupos sociales que convivían en esas tierras.
Actualmente no es necesario matar a decenas de miles o millones de personas para dominar un pueblo, para destruir una cultura. Hace tiempo se dieron cuenta que era muy simple el viraje ideológico, basta con hacerles creer algo que valide el poder y la propiedad del extranjero en la propia tierra.
Jugaré con un ejemplo muy bobo. En la comunidad de X todos viven tranquilos, no existe la propiedad privada y cada uno desempeña un papel importante para el resto, nadie es dueño de nada y a la vez todos trabajan a favor de todos. No existe la monogamia, ni la pareja, sino la comunidad; así los chicos son de todos y criados y alimentados por todos. La tierra no es una propiedad sino un miembro más de la grupo. Suena extrañísimo, lo sé, pero es tan absurdamente posible como la vida cotidiana de un residencial cerrado.
Un día llega un extranjero, un ser de Occidente como tú o yo que leemos esto. Al ver ese absurdo de sociedad piensa en dos opciones: destruirlos a todos y robar sus tierras o contratarlos como empleados, que trabajen para él y además "elevar su nivel y estilo de vida". Entonces llega y les habla de El Dragón, un ser que vendrá con rugidos de fuego a quemarlo todo. Así que llega el Dragón y todos se encierran menos los hombres más fuertes y tercos que deseen combatir.
Los combatientes mueren de maneras atroces e inhumanas. El hombre de occidente entonces les dice que para que nunca vuelva el dragón deben leer y escribir, que la verdad está en lo escrito. Así se registra todo, se hace un conteo y una vez realizado, el occidental se queda con los registros, para cuidarlos todos deben darle un poco de lo que hacen.
Luego, resultará que él hombre de occidente será el dueño de todo lo que rodea a la comunidad, lo dicen los papeles. Después, para hacer más justos los intercambios hará papeles con valor que él administrará. Después irá despojando a todos de lo que nunca fue suyo, es decir, sólo les hará creer que ya no son los dueños y lo usará dándoles a cambio un poco del papel que él inventó (dinero) y sólo tiene valor porque los antes pobladores ahora creen que eso vale y pelean y discuten por ello.
Además y para rematar, contrará a los más fuertes e inteligentes para que cuiden por él y para él, dándoles un poco de papel a cambio de sus servicios.
Y toda la sociedad vivirá para agrupar papeles, para tratar de tener más unos que otros. Pero, ¿cómo lo hizo?
Simple, haciéndole creer a todos que así son las cosas.
Justamente así actúa la televisión, el cine y hasta la literatura en nuestras mentes. Dan estructuras, formas y verdad a cosas inverosímiles y absurdas. De modo que una vez en la cabeza de millones de personas, esas historias se van volviendo realidad, porque los humanos imitamos lo que vemos, lo que nos cuentan, lo que creemos como verdad.
Es muy duro, difícil quizá, pero si nos detenemos un poco a reflexionarlo, si nos quitamos la venda de la soberbia nos daremos cuenta que estamos parados en una mentira mediática, una Matrix de supuesta información, de supuesto valor, de supuesta verdad progreso y humanidad.
Y si lo dudas, entonces explícame por qué el oro es el supuesto valor de la moneda, cuando en los bancos el oro no está y en realidad el supuesto valor que tiene es sólo un acuerdo realizado por un pequeño grupo. Pues al final el oro, es como cualquier pedazo de tierra, ya que nada es nadie, todo lo que nos rodea es sólo una parte de la misma tierra transformada.
8/16/2013
¡Vive! Tu propia comunidad de seres vivos en tu cuerpo
Veo a mi hija. Tiene 5 meses y todo lo que encuentra lo lleva a la boca. Leo que los bebés, para vivir sanamente en el mundo, deben adoptar una larga lista de bacterias. Seres vivos que ayudarán a drenar pulmones, a procesar alimentos, a un montón de cosas relacionadas con la vida en el mundo.
Y me miro a veces un poco enfermo, un poco agripado o con ronchas o algún staphilococus que se pasa de los lagrimales a la garganta o miro el rostro, ya con algunas arrugas, los agujeros que me dejé por no cuidar el acné y cómo algunos se volvieron profundos y otros desaparecieron con los años.
El tubo rodeado de linfas que es nuestro cuerpo se va convirtiendo en una fábrica llena de otros bichos: virus, bacterias, que le permiten al cuerpo ser o dejar de ser. Porque los humanos no somos un ente en sí mismo, sino millones de millones de células que se replican y multiplican para hacer la apariencia de unidad.
Veo la vida nueva y dice Alethia que es tan hermosa (Devika) que hasta huele a nuevo. Y me doy cuenta, al comparar el paso del tiempo en nuestros cuerpos, que es muy simple el asunto, ella aún no convive con tantos otros sistemas de vida que dependen del propio, cada cosa que se chupa le llenará de nuevos bichos, cada alimento que ingiera será determinante en el comportamiento de sus órganos y sus células. Y cada alimento es un nuevo modo de asir el mundo.
Hasta hace unos cien años, los humanos nos alimentábamos con la sabiduría de miles de años, de miles (quizá millones) de generaciones que tras de nosotros habían ya experimentado y logrado una dieta acorde a ciertas necesidades y posibilidades, congruente con los tiempos y maneras de cada región. Pero ahora todo cambió de pronto con el descubrimiento del petróleo, con la explosión demográfica y con el uso del dinero como único valor mundial. Así, ahora nos alimentamos (y alimentamos a nuestros virus, bacterias y demás fauna y flora interior) con sustancias que no entendemos, sin saber nada de las posibilidades ni consecuencias de variar nuestra alimentación.
Así nuestra comunidad interna es trastocada, las reglas de comportamiento de las células no son compatibles con los nuevos "alimentos" y se brincan, se rayan, se desconocen y quizá por ello el cáncer y quizá por ello tantos males nuevos y también quizá por eso mismo los años de vida en las generaciones no han aumentado pese al supuesto progreso.
Un mundo muy nuevo es este, donde la vida como tal no parece ser el valor principal. Porque la gente da la vida (su tiempo, su esfuerzo, su ser mismo) para acumular dinero para comprar cosas, con el sueño de acumular tanto que ya no necesite esforzarse, pero a mayor deseo y acumulación mayor dependencia. Es decir, quien más tiene pasa más tiempo y vida cuidando lo que supuestamente tiene. Al final es una trampa, en la que no vives ya para disfrutar el tiempo en el mundo, para aprender de este paso maravilloso, sino para hacer un montón de cosas sin sentido a cambio de dinero (un montón de papeles o fierritos que valen sólo porque todos lo creen) y luego cambiarlo por comida que no es alimento, por cosas absurdas, por "propiedades" que no son más que la tierra misma. Así, a menudo siento que vivimos esclavos de quienes inventaron que eran dueños de la tierra, crearon el dinero y nos lo hicieron creer.
Sin embargo, algo en todo esto es cierto y lo podemos constatar en nuestro cuerpo cotidianamente, somos una comunidad de diversas manifestaciones de la vida en nuestro cuerpo, somos animales maravillosos que le dan vida a otros (llámense hijos, células, virus, bacterias), capaces de modificar hasta el absurdo los espacios físicos por creer en cosas que nosotros mismos hemos imaginado, hemos creado. Como si los humanos infláramos una burbuja sólo para vivir dentro de ella.
Y me miro a veces un poco enfermo, un poco agripado o con ronchas o algún staphilococus que se pasa de los lagrimales a la garganta o miro el rostro, ya con algunas arrugas, los agujeros que me dejé por no cuidar el acné y cómo algunos se volvieron profundos y otros desaparecieron con los años.
El tubo rodeado de linfas que es nuestro cuerpo se va convirtiendo en una fábrica llena de otros bichos: virus, bacterias, que le permiten al cuerpo ser o dejar de ser. Porque los humanos no somos un ente en sí mismo, sino millones de millones de células que se replican y multiplican para hacer la apariencia de unidad.
Veo la vida nueva y dice Alethia que es tan hermosa (Devika) que hasta huele a nuevo. Y me doy cuenta, al comparar el paso del tiempo en nuestros cuerpos, que es muy simple el asunto, ella aún no convive con tantos otros sistemas de vida que dependen del propio, cada cosa que se chupa le llenará de nuevos bichos, cada alimento que ingiera será determinante en el comportamiento de sus órganos y sus células. Y cada alimento es un nuevo modo de asir el mundo.
Hasta hace unos cien años, los humanos nos alimentábamos con la sabiduría de miles de años, de miles (quizá millones) de generaciones que tras de nosotros habían ya experimentado y logrado una dieta acorde a ciertas necesidades y posibilidades, congruente con los tiempos y maneras de cada región. Pero ahora todo cambió de pronto con el descubrimiento del petróleo, con la explosión demográfica y con el uso del dinero como único valor mundial. Así, ahora nos alimentamos (y alimentamos a nuestros virus, bacterias y demás fauna y flora interior) con sustancias que no entendemos, sin saber nada de las posibilidades ni consecuencias de variar nuestra alimentación.
Así nuestra comunidad interna es trastocada, las reglas de comportamiento de las células no son compatibles con los nuevos "alimentos" y se brincan, se rayan, se desconocen y quizá por ello el cáncer y quizá por ello tantos males nuevos y también quizá por eso mismo los años de vida en las generaciones no han aumentado pese al supuesto progreso.
Un mundo muy nuevo es este, donde la vida como tal no parece ser el valor principal. Porque la gente da la vida (su tiempo, su esfuerzo, su ser mismo) para acumular dinero para comprar cosas, con el sueño de acumular tanto que ya no necesite esforzarse, pero a mayor deseo y acumulación mayor dependencia. Es decir, quien más tiene pasa más tiempo y vida cuidando lo que supuestamente tiene. Al final es una trampa, en la que no vives ya para disfrutar el tiempo en el mundo, para aprender de este paso maravilloso, sino para hacer un montón de cosas sin sentido a cambio de dinero (un montón de papeles o fierritos que valen sólo porque todos lo creen) y luego cambiarlo por comida que no es alimento, por cosas absurdas, por "propiedades" que no son más que la tierra misma. Así, a menudo siento que vivimos esclavos de quienes inventaron que eran dueños de la tierra, crearon el dinero y nos lo hicieron creer.
Sin embargo, algo en todo esto es cierto y lo podemos constatar en nuestro cuerpo cotidianamente, somos una comunidad de diversas manifestaciones de la vida en nuestro cuerpo, somos animales maravillosos que le dan vida a otros (llámense hijos, células, virus, bacterias), capaces de modificar hasta el absurdo los espacios físicos por creer en cosas que nosotros mismos hemos imaginado, hemos creado. Como si los humanos infláramos una burbuja sólo para vivir dentro de ella.
8/15/2013
RE inicio
Como si una sustancia inhibiera mis pensamientos al sentarme frente al monitor, todo de lo que puedo hablar y pensar al compartir frente a una mirada de pronto se calla, de pronto se queda quieto y se esconde.
Quizá piensen mis pensamientos que es mejor quedarse ocultos, no volverse letras, no dejar rastro ni huella. Ideas obvias y a la vez sumamente transgresoras para un mundo absurdo donde vale más un poder sinsentido y el dinero que la vida misma.
Así entonces no tengo mucho qué escribir, no conozco a nadie que desee hablarle a la gente de sí misma, no conozco ningún escritor a quien le importe un carajo su fama o su ganancia a cambio de mover el eje de pensamiento de una cultura caníbal.
Y como no tengo modelos a seguir me aventuro. Dudo que pueda hablar de lo que pienso y creo en la estructura de una película, una serie, un cuento o un poema, hablar escribir cosas nuevas hay que hallar nuevas maneras de escribirlas.
Así, MISMIDAD toma un nuevo sendero, buscará decir lo que me falta en los espectáculos, lo que no leo, ni oigo, lo que alcanzo a mirar en los ojos de la gente, lo que pueda recolectar, obviedades, baratijas, ideas sin forma para abrir puertas, ventanas y quizá mundos.
Quizá piensen mis pensamientos que es mejor quedarse ocultos, no volverse letras, no dejar rastro ni huella. Ideas obvias y a la vez sumamente transgresoras para un mundo absurdo donde vale más un poder sinsentido y el dinero que la vida misma.
Así entonces no tengo mucho qué escribir, no conozco a nadie que desee hablarle a la gente de sí misma, no conozco ningún escritor a quien le importe un carajo su fama o su ganancia a cambio de mover el eje de pensamiento de una cultura caníbal.
Y como no tengo modelos a seguir me aventuro. Dudo que pueda hablar de lo que pienso y creo en la estructura de una película, una serie, un cuento o un poema, hablar escribir cosas nuevas hay que hallar nuevas maneras de escribirlas.
Así, MISMIDAD toma un nuevo sendero, buscará decir lo que me falta en los espectáculos, lo que no leo, ni oigo, lo que alcanzo a mirar en los ojos de la gente, lo que pueda recolectar, obviedades, baratijas, ideas sin forma para abrir puertas, ventanas y quizá mundos.
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