Algunas veces la vida es más azul porque nos espera el auto para seguir viajando, porque respiramos profundo antes del siguiente salto, porque pesé al miedo ahí vamos andando y abriendo corazones e inventando afectos que duren más que unos pesos o que el tiempo o las distancias.
A veces los días son blancos y me dan ganas de darle las gracias a todos sólo porque puedo ser para sus ojos. Agradecer que no se mal entienda que vivir al margen, no es vivir fuera. Comemos en la misma mesa, compartimos el pan y el calor del fuego aunque nuestros ritmos sean diversos se acompañan, se acompasan.
Habrá días nuevos, con sueños vueltos voces y música, ya vienen los días nuevecitos con su cara de domingo, con su emoción de fiesta.
Claro que hay días tristes, de engorrosas filas y largas esperas, pero esos no cuentan sirven sólo para agarrar fuerza para los otros días
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