1/05/2003

Los futuros objetos del deseo
Ondine Millot
Ciberrelaciones, medicamentos para el placer... el goce del ma�ana oscila entre el delirio high-tech y el fin de los tab�es.
Se enciende la pantalla gigante. El hombre escoge la forma de la boca, el color de los ojos. Su criatura aparece, sublime en su traje de edec�n, con los senos firmes hacia el frente. �Hola Thomas�, susurra. �l se pone su cibertraje, ella se desviste. �l acaricia la pantalla, le vienen los primeros est�mulos, su traje se aprieta contra su sexo. Sus gemidos reales se mezclan con los gritos sint�ticos de la edec�n. El hombre y la m�quina hacen el amor, cada vez m�s r�pido, hasta el �xtasis simult�neo. La primera escena de la pel�cula Thomas est amoureux (Thomas est� enamorado) �puede escandalizar�, concuerda el director, el belga Pierre-Paul Renders. Sin embargo no es tan irreal como parece. �Nos inspiramos en t�cnicas que ya existen o que van a existir muy pronto�, explica. En efecto, no hace falta ser fan�tico de la ciencia-ficci�n para imaginarse el sexo del futuro. El desarrollo de las relaciones a distancia, la medicaci�n creciente de la sexualidad y las nuevas t�cnicas de procreaci�n abren ya el camino a numerosas posibilidades.
�Cybersuit� y paquetes de placer.
Treinta y seis estimuladores repartidos por todo el cuerpo, cinco sensaciones diferentes (cosquillas, piquetes de aguja, vibraciones, caliente y fr�o), una tela repleta de alambres y de componentes electr�nicos: es el cybersuit o traje del amor, disponible a partir del a�o pr�ximo en el mercado americano. Est� previsto en dos versiones (hombre y mujer) y permitir� estimular v�a internet las zonas er�genas de una pareja situada a miles de kil�metros. David James, presidente de Vivid Entertainment, n�mero uno mundial de la industria pornogr�fica, prev� un �gran futuro� para su traje. �Las parejas separadas por la distancia podr�n seguir haciendo el amor�, anuncia. Una perspectiva que deber�a encantarle a Timothy Leary, ex gur� hipy convertido en sacerdote del ciberespacio. �En un futuro pr�ximo, estaremos implicados en un gran n�mero de ciberrelaciones con gente que jam�s veremos en persona�, anuncia este enemigo de la �esclavitud del cuerpo�.
Este es el caso ya de miles de mensajer�as, chats y c�maras de videoconferencia exhibicionistas disponibles en internet (el cibersexo representa alrededor de 25% del tr�fico). Pero los verdaderos adeptos no se conforman ya con los mensajes sugestivos ni con im�genes expl�citas. Dos sitios precursores, digitalsexations y safesexplus, les ofrecen hoy las primicias del �sexo del ma�ana�: un paquete de placer conectable a cualquier PC (la versi�n Mac no est� todav�a disponible). Mediante este paquete, un internauta puede accionar a distancia el vibrador de su dama. A cambio de eso, ella env�a instrucciones a �Robosuck�, una bomba aspirante cuya apariencia no tiene nada de er�tica pero que, al menos seg�n el instructivo, provoca verdaderas explosiones de placer. Por 50 o 100 d�lares m�s, los ciberamantes podr�n conectar a su paquete m�gico el �excitador de pezones�, los �labios futuristas de Jill Kelly� o el �bigote vibrador de Mr. Jack�. Se calculan 200 d�lares por un paquete completo.
Franck Dubost, soci�logo, investigador en el laboratorio de an�lisis socioantropol�gico del riesgo, interrog� a los amantes de estas estimulaciones a distancia. �Lo que los motiva no es el miedo al sida, sino el miedo al otro, asegura. En esta sexualidad no hay ning�n tipo de intimidad, ninguna relaci�n. La pareja es s�lo alguien que env�a las descargas correctas�. Philippe Breton, soci�logo del Centro Nacional de Investigaci�n Cient�fica (CNRS por sus siglas en franc�s), autor de culto de internet, insiste en el �tab� del encuentro directo�... �los adeptos al cibersexo, ya sea que se trate de mensajer�a o de pr�cticas m�s concretas, no tienen m�s que una idea en la cabeza, liberarse de la restricci�n del cuerpo�. Falta saber si, como lo predice Timothy Leary, el hombre del siglo XXI abandonar� el contacto de la carne para reventarse en sesiones de sexo virtual liberadas de cualquier tab�, de cualquier riesgo y de cualquier compromiso.
�El sexo por prescripci�n m�dica?
Mientras los profesionales del porno se rompen la cabeza para desarrollar el sexo virtual, los laboratorios farmac�uticos le apuestan a la persistencia de relaciones concretas, pero optimizadas y normalizadas. El viagra, tras haber subido el �nimo de 337 000 franceses desde septiembre de 1998, abri� el camino. Los laboratorios estiman que el �mercado� de las disfunciones en la erecci�n en Francia es de m�s de dos millones de hombres (sobre aproximadamente veinte millones de hombres sexualmente activos), lo cual le deja espacio a numerosos tratamientos de la competencia. Hoy en d�a las investigaciones se concentran en los medicamentos que act�an directamente sobre el cerebro, como el Vasomax, distribuido en Estados Unidos por los laboratorios Zonagen y Schering-Plough. Su mol�cula, la fentolamina, tiene una acci�n muy r�pida y podr�a ser utilizada sin riesgo por los pacientes cardiacos tratados con derivados nitrados. Otra mol�cula, la apomorfina, que act�a sobre el cerebro por medio de un neuromediador, se est� estudiando en el laboratorio americano TAP Holdings. Pfizer, el creador de Viagra, reflexiona por su parte sobre la elaboraci�n de un �medicamento al minuto� de efecto casi instant�neo. Todos estos productos deber�an comercializarse dentro de algunos a�os. Igualmente se han llevado a cabo estudios en el dominio de la terapia g�nica: una inyecci�n de material gen�tico en el sexo de animales viejos les ha permitido recuperar el vigor de manera espont�nea.
As� pues, el reto de los laboratorios ya no se sit�a al nivel de la erecci�n masculina, sino del lado de su pareja. �La estimulaci�n sexual en las mujeres hace intervenir a los vasos, arterias, m�sculos, nervios y neuromediadores del mismo modo que en los hombres, explica Francois Guiliano, investigador y ur�logo en el Centro Hospitalario Universitario (CHU por sus siglas en franc�s) de Bic�tre, pero todo lo que tiene que ver con el sistema nervioso central es infinitamente m�s complicado�. As�, el viagra, que sin duda provoca reacciones �mec�nicas� (afluencia de sangre al cl�toris, lubricaci�n), rara vez mejora el deseo o el placer femenino. En ese caso es mejor contar con el DHEA, un tratamiento antienvejecimiento que seg�n varios estudios estimula fuertemente la libido de las mujeres de m�s de 60 a�os. Algunos se inquietan por la pr�xima aparici�n de p�ldoras del deseo que act�en sobre el cerebro. No obstante, Marie Chevret-Measson, psiquiatra y sex�loga, asegura que �El inconsciente obra como se le da la gana (...) el hecho de que estos medicamentos estimulen el cerebro no va a hacer que uno desee a una persona que no le gusta�. Para Alain Giami, psicosoci�loga del Instituto Nacional de la Salud y de la Investigaci�n M�dica (INSERM por sus siglas en franc�s), esta medicalizaci�n no anuncia una nueva ola de liberalismo sexual sino, por el contrario, una normalizaci�n controlada de la sexualidad. �El volumen de la prescripci�n, as� como los criterios de reembolso de los sistemas de seguros m�dicos reflejar�n las normas dominantes en materia de frecuencia de la actividad sexual�. Un paquete de ocho comprimidos significa dos relaciones sexuales por semana: recetadas, leg�timas y buenas para la salud.
Beb�s in vitro y sexualidad desenfrenada
El profesor Jacques Testart, bi�logo investigador del Inserm, predice por el contrario una sexualidad �cada vez m�s caprichosa y desenfrenada, con una mayor tolerancia para las pr�cticas diversas�. �Cu�l es la causa de esta regocijante liberaci�n? �La sexualidad quedar� eximida de la procreaci�n. De aqu� a veinte a�os, muchas personas no est�riles ir�n al hospital a concebir a su hijo por fecundaci�n in vitro, con el fin de traer al mundo un beb� perfectamente sano, protegido contra todas las enfermedades graves�, asegura el creador del primer beb� de probeta franc�s. Seg�n esta previsi�n, a las mujeres j�venes se les tomar� un peque�o pedazo de la parte rica del ovario (c�rtex) antes de los 20 a�os mientras que los hombres congelar�n su esperma. Cuando la pareja decida procrear, los cient�ficos pondr�n en relaci�n las dos muestras, desarrollar�n una centena de embriones y escoger�n mediante un diagn�stico preliminar al m�s fuerte de todos. Antes de introducir este superembri�n en el �tero, se tomar� la precauci�n de clonarlo para poder volver a hacer la implantaci�n en caso de que fracase. Si el hombre puede ser un simple donador de esperma, la mujer, por el contrario, conserva un papel importante. Aun en casos de clonaci�n, el �vulo es el recept�culo indispensable del genoma que va a reproducirse, y el �tero se impone como el �nico incubador competente. El fantasma del embarazo en vaso (ectog�nesis) parece todav�a irrealizable. �El proyecto de reproducci�n humana nos recuerda la importancia preponderante de lo femenino�, escribe el profesor Testart en su libro Des hommes probables (Hombres probables). �Ser� posible prescindir del hombre. �De la mujer jam�s!�. Un doctor Mabuse quiz� se ver� tentado alguna vez por la experiencia del embarazo masculino. Los test�culos, muy vascularizados, parecen ser el sitio m�s adecuado para fungir como �teros. �T�cnicamente, es factible, admite Jacques Testart, pero el hombre podr�a morir en el intento. �Qu� m�dico se arriesgar�a a entrar en un proceso legal con la familia de un tipo cuyo huevo hizo explotar?� No hay de qu� alarmarse. �La gente aprecia su posibilidad aleatoria de hacer ni�os haciendo el amor�, asegura Marie_Magdeleine Lessana, psicoanalista, �si se disocia por completo la fertilidad de la sexualidad, habr� consecuencias cada vez m�s sensibles sobre el erotismo�.
�Y el placer en todo esto?
Sexo sin atenci�n, sin beb�, sin deseo, sin encuentro, sin g�nero... �La posible situaci�n de cat�strofe no tiene l�mites, resume el fil�sofo Michel Onfray, pero la sexualidad es ante todo la expresi�n de una pulsi�n de vida�. Podemos ver en el internet, los medicamentos o la procreaci�n asistida m�dicamente, una �muerte del sexo�. �Tambi�n podemos ver en eso nuevas posibilidades de regocijo, un rechazo del fatalismo org�nico, de la enfermedad y de la muerte�, dice Michel Onfray. �El placer est� m�s que nunca a la orden del d�a�, resume Fabienne Casta-Rosaz, autora de l�Histoire du flirt (La historia del coqueteo). �El siglo XIX era el siglo de la sexualidad ocultada, el XX de la revoluci�n sexual, el XXI ser� el de la sexualidad exhibida, espont�nea, f�cil�, prev� la historiadora. Pero �la liberaci�n de los tab�es sexuales no significa la liberaci�n del cuerpo�, previene Michel Onfray. �Hoy en d�a, los discursos higienistas, la comida org�nica, la obsesi�n por el cuerpo perfecto, son los que constituyen una nueva dictadura. La idea de que hay que imponerse l�mites, de que el cuerpo no est� destinado al placer, sigue muy presente�. Para Natalie Bajos, soci�loga del Inserm, los cambios m�s importantes est�n todav�a por venir por el lado de la �liberaci�n de la sexualidad femenina�. �Con la contracepci�n y la participaci�n en el mercado de trabajo, la sexualidad de las mujeres ha cambiado considerablemente. Pero queda todav�a un camino por recorrer para eliminar la diferencia entre los sexos�. Al final del camino, algunos ven la igualdad perfecta, la desaparici�n del g�nero. Otros esperan una sexualidad enriquecida en la que hombres y mujeres sean a su vez iniciados e iniciadores, pose�dos y posesores, donde la proximidad entre los sexos permita una mejor comprensi�n y tolerancia. En esta sexualidad, Robosuck, Viagra y Gen�tica no ser�an sino los accesorios de un solo objetivo: el placer, mutuo y compartido.
Traducido por Claudia Itzkowich S.

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