11/23/2003



El día que Rodolfo Castro entró a la oficina creí que algo extraordinario estaba a punto de ocurrir. No por él, ni por su acento argentino y su tono afable, sino por aquello que antes me habían dicho sobre su trabajo. Un par de profesoras de Tijuana me pusieron un mail explicándome la maravilla que había sido tomar uno de sus talleres, al grado que una, la más lerda del grupo, decía tener embobados a sus alumnos cuando, luego del recreo, se ponía a narrarles cuentos.
Claro, ellos estaban felices porque mientras Toñita (que así se llamaba la lerda profesora) se explayaba tratando de que ellos le pusieran atención, todos sacabn sus cartas de Yugi-O y creaban un código secreto para jugar en silencio con sus cartas. Sin embargo, mi preocupación nunca fue en ese sentido.
Durante casi seis meses, yo me había encargado de contarle a los niños historias sacadas de libros. No se me dificultaba, por ende sabía perfectamente que casi cualquier persona con un poco de ego inflamado podría hacerlo con cierta gracia; ahí mi temor, uno nunca sabe, las risas afables a menudo ocultan dobles intenciones...
Hoy mismo fue la presentación de su obra sobre Xavier Villaurrutia, divertida y, sobre todo, imaginativa e inteligente, porque ¿cómo chingados hablas a los niños de un poeta gay, super cachondo, místico y con un complejo de culpa tosquísimo?
La respuesta fue una sombra que se busca entre los sueños de las estatuas. Y bien, que las estatuas y los sueños de Rodolfo me dieron algo de tranquilidad. Finalmente, la próxima semana comenzaremos trabajo conjunto con miras a seguir cuenteando, como ahora mismo, a potenciales lectores de letritas y expertos lectores del mundo.

1 comentario:

Garry Jones dijo...

Nunca pensé que volvería a curarme de mi herpes, he estado teniendo herpes desde el año pasado en julio, hasta que un día realicé una investigación en Internet donde vi a alguien dar testimonio sobre cómo el Dr. Ogala lo ayudó a curar su herpes con su medicina natural a base de hierbas, me sorprendió mucho cuando vi el testimonio, y también tengo que ponerme en contacto con el médico herbolario (Dr. Ogala) en su correo electrónico, que la señora recomendó a cualquier persona que también pudiera necesitar ayuda. Estoy muy agradecido con este hombre porque me ha devuelto la salud y me ha vuelto una persona feliz. Cualquier persona que pueda estar enfrentando el mismo problema debe comunicarse con el Dr. Ogala por correo electrónico: ogalasolutiontemple@gmail.com o WhatsApp +2348052394128