5/19/2007

Besos

¡Dame un kilo de besos!, gritó aquel tipo desde que entró a la tienda.
La chica entonces tomó de mala gana papeles de colores (oscuros) y envolvió los besos.
Al entregárselos le dijo: "Son cuatro cientos minutos de caricias".
El tipo extendió un carnet y de mala gana le arrebató el envoltorio..

"Disculpe, pero no pasa su tarjeta... ¿tiene otra?"
El tipo había devorado ya el contenido del envoltorio y tirado sonreía dando vueltas sobre sí mismoLa chica entonces llamó a la policía.
En aquella época era común el robo de besos, de cariños, de abrazos, por fortuna lejos de las grandes ciudades los criaderos de amor no sucumbían, era el último reducto de humanidad y cursilería que le quedaba a la desvastada sociedad.

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