Cuando lavo la pequeña pecera donde vive Camilo, el beta rojo que me regalaron el 15 de mayo, me doy cuenta que por más caos y burbujas y explosiones y locura, nada.
Resulta que la pecera incluía una basta colección de piedrecillas azules, las cuales albergan los restos de la comida y hacen el ambiente turbio y maloliente. Entonces hay que lavar esas piedrecitas, hay que limpiar el ambiente general y sí, con los golpes del agua se limpian. Sin embargo, por más presión que tenga el agua, por más fuerza, el peso de las piedras hacen que no salgan, se frotan, chocan, incluso algunas se han roto, pero no salen jamás de la pecera... bueno sí, todo esto ocurre en una posición específica de la pecera, ladeada como decía mi abuela, es decir con una leve inclinación (como se muestra en la foto). La única manera de que salgan las piedritas de ahí es moviendo la pecera, si se pone en forma recta el agua las hace salir incluso cuando tiene poca presión.
Me he querido mover durante mucho tiempo, quitarme estos sedimentos, pero no. Es simple, sólo hay que mover la pecera y dejar de hacer revoluciones.
12/20/2007
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2 comentarios:
y siguen las peceras, no?, jajaja
acá todo más lindo, ya te contaré. Me siento bien, ya subí de peso, ya ves, me siento bien, jeje
sí, me gusta ponerne de muchos lados, pero a veces no sale nada, en serio!, y si me pongo de cabeza, se me pone roja y se me inflan más los chachetes, en serio! y no me gusta
pero seguiré moviéndome, en serio!
taube
ah! nunca tendría peces en mi casa. Ellos tienen la Mar, el Río, porqué ser tan egoístas!
beso!
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