Para volar no se necesitan alas.
Vuelas nomás así, como andando.
El asunto clave consiste, radica, en saber si REALmente quieres volar o, simplemente, haces como que quieres pero en realidad no.
Un ejemplo del vuelo sin alas es el lance de Máscara Sagrada sobre Coco Blanco, inesperado y lúcido...
12/04/2007
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