Sea
(Letra y música: Jorge Drexler)
Ya estoy en la mitad de esta carretera
tantas encrucijadas quedan detrás...
Ya está en el aire girando mi moneda
y que sea lo que
sea
Todos los altibajos de la marea
todos los sarampiones que ya pasé...
Yo llevo tu sonrisa como bandera
y que sea lo que
sea
Lo que tenga que ser, que sea
y lo que no por algo será
No creo en la eternidad de las peleas
ni en las recetas de la felicidad
Cuando pasen recibo mis primaveras
y la suerte este echada a descansar
yo miraré tu foto en mi billetera
y que sea lo que
sea
Y el que quiera creer que crea
y el que no, su razón tendrá
Yo suelto mi canción en la ventolera
y que la escuche quien la quiera escuchar
Ya esta en el aire girando mi moneda
y que sea lo que
sea
Mi ventana está llena de rastros. Si re compusiera el camino de cada uno quizá entendería el porqué encuentro todas esas pistas cotidianamente, en mi ventana.
Primero piedras, basura, naranjas, papeles y hace poco un ojo que buscaba a través de la persiana. Salí para ver a su dueño, pero no había tal, sólo era un ojo ávido de mirarme, sin cuerpo, retazos del recuerdo de un estado alterado, traté de tomar con la mano aquella mirada y se razgó. Silente volví adentro de mi casa, sudoroso y molesto emprendí a golpes contra mi ansiedad. Encendí un vaso con agua y me tomé lo restos de la calma que me había dejado cerca del brazo izquierdo destruir aquella mirada.
La turbulencia de un mar agitado.
El caminar de un cangrejo que sonriente permite que se acerque mi pequeña cámara.
Cientos de aves huyendo ante los gritos que corriendo llevaba mi hermano.
El mar.
Al mar.
Hay varias formas de estar ahí:
a) mirar hacia abajo y buscar conchitas. Es decir, llevárse algo, ver al suelo como temiendo la inmensidad de respirar de frente.
b) tirarse a disfrutar del sol. Ensimismarse en aras de la belleza personal, interiorizar con el concierto del sonido de las olas.
c) beber hasta no poder más. Situación recomendable, pero posible en cualquier otro espacio.
d) correr hasta el agua y jugar con las olas. Sonreir ante la caricia de la turbulencia, entender que no para que no parará nunca. Simple asunto de seguir en ese flujo, en el constante movimiento.
e) cazar con la mano cangrejos. a riesgo de los fuertes agarrones con sus tenazas.
d) fundirse con la arena desde alguna poza caliente. permitirle al sol un adelanto de la desconexión hacia polvo-arena-aceite-agua.
e) nadar entre las olas, surcar sólo la parte blanca, fundirse con la espuma, que a final de cuentas es lo único que es. El agua se mueve, la sal son minerales, pero la espuma es el amoroso cadáver de las sirenas.
a) mirar hacia abajo y buscar conchitas. Es decir, llevárse algo, ver al suelo como temiendo la inmensidad de respirar de frente.
b) tirarse a disfrutar del sol. Ensimismarse en aras de la belleza personal, interiorizar con el concierto del sonido de las olas.
c) beber hasta no poder más. Situación recomendable, pero posible en cualquier otro espacio.
d) correr hasta el agua y jugar con las olas. Sonreir ante la caricia de la turbulencia, entender que no para que no parará nunca. Simple asunto de seguir en ese flujo, en el constante movimiento.
e) cazar con la mano cangrejos. a riesgo de los fuertes agarrones con sus tenazas.
d) fundirse con la arena desde alguna poza caliente. permitirle al sol un adelanto de la desconexión hacia polvo-arena-aceite-agua.
e) nadar entre las olas, surcar sólo la parte blanca, fundirse con la espuma, que a final de cuentas es lo único que es. El agua se mueve, la sal son minerales, pero la espuma es el amoroso cadáver de las sirenas.
1 comentario:
Devolviendo su visita me encuentro con un lugar entrañable. Me llevo los tesoros de su ventana... la que describe y de otras tantas que se van abriendo a traves de cada letra.
Un saludo y nos leemos.
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