5/11/2008

calma

no eres tú quien me espera en la estación siguiente de este largo viaje. ni tampoco soy yo quien beberá tus lágrimas de desesperación.
nos topamos en un crash afortunado de eventos extraños. Murakami me acompaña, lo leo desde la calma de mi hamaca roja, azul, amarilla y blanca. A todo el mundo dije que me largaría y a´si fue, me largué. No soy yo el que sigue aquí, varado en un cuarto cómodo y limpio, sintiendo la calidez de esta tierra donde mataron a los árboles amantes.
No me escondo, no huyo, pero cómo hacer para que los demás no lo hagan. Cada uno a sus juegos y atavismos, cada quien se arregle con sus propias carencias si gusta, o si no pues no.
Sigo, camino, este no es el día de la risa, ni del llanto, es la calma pastosa de la que huimos quienes creemos en el caos, en las rupturas, pero la única rutura que dura es la que se guarda en el corazón: el silencio.
No, no eres tú quien me espera, ni seré yo quien calle ante tantas omisiones y mentiras. Presos de nuestras propias rejas, miramos a través de nuestros vicios el mundo, creyendo que lo vivimos.

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