Toqué una puerta.
Yo no llevaba gabardina, ni sobretodo, ni fumaba, ni soñaba con tabaquerías.
Volví a tocar la puerta.
Y la puerta se abrió.
Estuve seguro durante largos segundos.
Esa puerta, se abría exclusivamente para mí.
Abierta, deshecho el nudo secreto.
impávido ante aquella visión
sonrío
sin
saber
qué
debería
hacer.
9/01/2006
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