El primer cuento que escrib�, con la intenci�n de estar haciendo un cuento fue sobre un chco que se suicidaba. Un horror de texto. Todo sali� porque una noche pas� largo tiempo junto a mi noviecita de adolescente frente a la tumba de un tal Emigdio, chico que se suicid�,despert�, habl� algo con su familia y volvi� a la muerte. Deliciosamente est�pida an�cdota, pero bueno.
Luego, todos mis personajes acababan muertos, hasta que el gordo Ant�nez me puso un alto y ahora hago como que escribo mientras sobrevivo por estos lares.
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Estamos cerca de d�as de muerto, recuerdos que se unen como mi matrimonio hace tres a�os, la muerte de mi abuelo, cosas bien comunes, bien corrientes, de esas que hacen tu vida.
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En la tierra de mi familia materna, el primero de noviembre salen grupos de personas a cantar alabados, peque�as cuartetas con ritmo sencillo, de casa en casa, de altar en altar, el de la casa te regala tamales, un trago, atole, algo para seguir cantando, las borracheras son largas y la diversi�n de quienes visitan tambi�n. Sin embargo, por l�gica econ�mica cada vez menos gente hace esto... la tradici�n se resiste, pero la econom�a se impone.
10/27/2002
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