No contravenir la Vía que es inmutable a través de los tiempos.
Evitar buscar los placeres del cuerpo.
Ser imparcial en todo.
No ser codicioso nunca, a lo largo de toda la vida.
No quejarse nunca en ninguna cuestión.
No envidiar nunca a los demás, ni para bien ni para mal.
No entristecerse nunca por las separaciones de ningún tipo.
No experimentar nunca rencor ni animosidad, ni consigo mismo ni con los demás.
No tener ningún deseo de amor.
No tener ninguna preferencia en ninguna cosa.
No buscar nunca la propia comodidad.
No buscar nunca los manjares más finos para contentar el cuerpo.
No rodearse, en ningún momento de la vida, de objetos preciosos.
No retroceder por falsas creencias.
No ser tentado por ningún objeto que no sean las armas.
Consagrarse totalmente a la Vía sin siquiera temer la muerte.
No tener, ni siquiera en la vejez, ningún deseo de poseer bienes o de utilizarlos.
Venerar a los budas y divinidades sin contar con ellos.
Nunca abandonar la Vía de la táctica.
Año segundo de Shoho, 12 de mayo (1645)
Shimmen Musashi
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