Me resultó sorpresivo, amable, ver los parajes de mi tierra. Las cascadas. Los árboles de mango. Xico. Texolo. Y más aún, ver a Alberto en el papel del director de la escuela, escazos minutos de participación, pero emocionante ver a un queridísimo carnal en la pantalla grande.
Eso me trajo recuerdos, con los años todo te trae recuerdos. El Tonel de Diógenes, Mónica y sus ojos y su risa. Las primeras chelas con Fernando Iralda, la vida de aquellos años crípticos y ahora tan luminosos.
Aquel dolor en la caja del pecho, tan semejante a... (esas semejanzas). Sin embargo, todo lo perdido está recobrado con creces, la vida continúa llenándose de bamburijes y sueños.
Gracias Lupis por meterme donde no quería entrar.
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