La luna se burla de mí, sobre mi casa. No es que sea tan pequeña, pero se ve así por la cámara, por la distancia por esa imposibilidad que tanto fascina a los poetas y los perros, diría el bueno de Triunfo.
La casa de uno, no siempre es su hogar. Recuerdo con aprecio una rola nueva de Natalia y resulta que la casa es como una forma de darse, de vivirse y poder brindarse.
Y bueno, creo ahora que luego de la casa viene el hogar, pero a veces el hogar no es un espacio físico, sino una serie de complicidades.
Ahora mismo, mi hogar está repartido en muchas personas, con quienes me siento en el hogar cuando coincido, cada vez menos, cada vez más casa, cada vez más trabajo y, bueno, a veces mi labor es mi hogar, eso me deleita.
Labor, no trabajo.
1/19/2006
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1 comentario:
Hola, te visito despues de mucho tiempo, lamento no haber estado a tu lado el año pasado y es que estuve ausente por ciertas circunstancias... pero ahora no creo que vuelva a pasar.
Es hermoso poder leerte una y otra vez.
Un abrazo y un beso.
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